jueves, 11 de abril de 2013

Entrevista a Tania Hyman

Revista Mia del 11 de abril del 2013

“Tú no tienes pinta de reina”. “No tienes pinta de modelo”. ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! Bueno sí, la verdad es que Tania Hyman estaba acostumbrada a escuchar ese monosílabo negativo desde que estaba en la escuela. Cada vez que mostraba interés por alguna actividad relacionada a la belleza, alguien la miraba como si aspirara a un imposible. Pero en aquellos años le tocó sorprender a más de uno, demostrar que sí, que sí podía y que sigue vigente.

El panorama un tanto adverso de Tania comenzó a variar cuando su madre la metió en un curso de modelaje para mejorar la postura.

“Entonces bajé de peso y terminé siendo la top model de ese tiempo”, recuerda esta dama con mucho orgullo.

No sólo fue la modelo más aclamada, hoy es la dueña de una agencia de modelaje, una reconocida actriz de teatro y contra los presagios de más de un productor de televisión, esta mujer negra se convirtió en una de las presentadoras más queridas de las pantallas panameñas.

Una vez escuché a alguien decir —rememora la actriz— que no podía ser escogida para “Los Grandes de la Música” porque no había suficientes luces; me contaron que el dueño del canal dijo: entonces hay que comprar más luces, yo la quiero a ella.

Los escenarios son lo suyo, con la misma agilidad con que usa unos tacones le da vida a un papel y capta la atención de cualquier espectador. En unos días cumplirá 20 años de carrera teatral con la obra “Camas separadas”, trabajo que se presentará en el teatro La Quadra del 17 de abril al 2 de junio y contará con la participación de actores como Rogelio Bustamante, Yimara Pérez Royco y Ángel Ramos. “¡Qué mejor manera de festejarlos que actuando!”, dice entre risas Hyman, quien hoy agradece su buena suerte y atesora los desafíos.

Enhorabuena ya no tiene que enfrentar los retos de cuando era adolescente, pero las responsabilidades no han disminuido. Como productora no sólo se tiene que ocupar por dar una buena actuación, ahora le toca elaborar puestas en escena que complazcan al público que cada día es más exigente.

—Después de 20 años... ¿te sientes renovada?

— Sí, si hay una cosa que tengo que hacer, sobre todo cuando me he dedicado en tanto tiempo a tantas cosas, es reinventarme, no es algo calculado, es algo que orgánicamente uno siente. No solo es cambiar de look, es cambiar de actitud, de pensamiento. En el mundo en el que yo estoy me tengo que rodear de gente joven, me toca actualizarme y renovar todo, lo mismo en la actuación.

Como en toda ganancia siempre hay una parte de la vida que se ve sacrificada. Aunque trabajo con mi madre —reflexiona— descuidé un poco la parte familiar y lo espiritual. Yo abandoné mucho el lado espiritual por concentrarme en tratar de hacer bien mi trabajo, confiesa.

Tras su recorrido por los sabios senderos del tiempo, su experiencia no ha sido corta, y ese es su mayor tesoro. Justo la habilidad que tuvo para desarrollarse en varios panoramas es lo que le ha dado la oportunidad de crecer. Eso sí, nunca ha dejado de prepararse.

—No sólo para el teatro, sino en cualquier actividad a la que se quiere ingresar, uno tiene que prepararse; hay gente empírica, personas que han nacido con talento, pero uno tiene que prepararse, estudiar... Yo tomo cursos y comparto con personas de afuera. Uno siempre va aprendiendo un poquito más... Si supiera todo lo que sé ahora y tuviera 20, sería lo máximo... (risas).

—¿Le temes a la edad?

—Para nada, tengo 45 años, nunca he ocultado la edad, pienso que uno tiene que ir envejeciendo con dignidad. Cuando cumplí 40 hice la fiesta de mi vida, yo estaba tan orgullosa de tener esas cuatro décadas, ya casi voy [llegando] a los cincuenta.

Entrevista a Bettina García

Entrevista publicada en Revista Mia

Entusiasmada, a su cuerpo le invadía ese cosquilleo efervescente que llega cuando estás apunto de hacer algo que habías esperado desde hace mucho. Ya se imaginada con un maquillaje impecable, atrevido o tierno, eso sí muy femenino. Su cabello con rizos o un estilo muy a la moda. Idealizó todo lo que no ocurrió. Muy al contrario tuvo que verse vestida de hombre. “¡Qué!, casi me muero, creo que quedé un poco triste, exclamó Bettina García Muller.

Para fortuna de lo estipulado para esta portada, Bettina nunca dice que no, y siempre procura poner su mejor rostro. “Era cuestión de disfrutarlo”, suspiró un poco más relajada. Luego de que todo parecía estar encaminado, surge otro dilema.

Yo vestida de hombre, ok, pero hay un inconveniente: no me recojo el cabello, tengo un problema con mis orejas, aclara la presentadora de televisión.

Sorry, hay que recogértelo, le respondieron en tono calmado los involucrados en la producción.

No, eso no es imposible, refutó la chica.

Lo que único que se me ocurre es que te peguemos las orejas con “Krazy glue”, aportó creativamente alguien.

Otra vez casi le da un patatús a Bettina. Entre puja y repuja se logró convencer a la dama para que accediera a dejarse pegar las orejas con la goma de secado rápido. Ya se le había olvidado por completo la desilusión por lucir ese look poco femenino. Las dos horas que duró la sesión fotográfica las disfrutó; eso sí, en el fondo estaba estresada por el momento en que tendrían que despegarle el pabellón. Imaginaba que se le desgarraría la piel.

—¿Una de las presentadoras de un programa tan osado como La Cáscara da muestras de cobardía?

—Soy súper cobarde. No para hacer locuras. Soy súper cobarde para el dolor. Eso de pensar en que me tienen que operar algo, qué va. El día que yo tenga hijos que me duerman completa. Yo creo que cuando uno se hace más viejo uno se pone más flojo.

Bettina lleva 5 años viviendo en Panamá y al poco tiempo de estar aquí empezó a trabajar en La Cáscara. Su espontaneidad y carisma se robaron el corazón de los panameños, quienes casi no se acuerdan que nació en Venezuela. Es más, sus coterráneos no le creen que ella sí es venezolana.

—¿Cómo has hecho para perder tu acento venezolano?

—La verdad creo que nunca tuve ese acento venezolano. Creo que en algún momento lo debí tener, pero no creo que haya sido tan marcado como muchos venezolanos que yo oigo hablar. Yo los oigo y digo: ¡wao qué acento tiene el venezolano!. Y cuando yo llegué aquí me dijeron que para que pudiera salir en La Cáscara tenía que perder un poco ese acento venezolano y hablar lo más panameño posible.

—¿Cómo te ha ido con las expresiones panameñas?

—De hecho tengo problemas con las expresiones panameñas porque, por ejemplo, la palabra que empieza con “chu”, yo no crecí creyendo que eso era una mala palabra. Como en Venezuela la palabra coño es una mala palabra y yo no la decía porque mi papá me pegaba. Para mí “chu” no es una grosería. Yo la digo así como si fuera tan natural. Igual la palabra que empieza con “v”, sabes en Venezuela es mala palabra pero no tan mala como aquí, o sea uno lo dice allá como una expresión, acá es súper feo. Pero me encantan las expresiones panameñas, mi favorita es “ahuevado”, esa palabra me fascina.

Esta venezolana no solo ama a Panamá, también ama a los panameños. Como para ratificar ese enunciado hasta se casó con uno. Aún se encuentra en el proceso de adaptarse a la vida matrimonial, pues siempre ha estado muy apegada a su familia.

—El día de la boda nos quedamos dormir en casa de mis papás. La segunda noche después de la boda como estábamos tan cansados cada uno se acostó en un sofá. La tercera noche mi mamá dizque: ya se van de la casa, se tienen que ir a su casa, ustedes se acaban de casar. Yo me puse a llorar. No me quería ir de mi casa. Yo decía: no, todavía no me siento preparada. No me quería ir de casa de mis papás. Mi mamá se burló de mí para siempre, rememoró.

—¿Ya hay planes de hijos?

—Todavía. Yo digo que empezaré a buscar dentro de un año, porque ahora disfruto mucho mi trabajo. Siento que estoy en el momento para dedicarme a mí full. El día que yo tengo un hijo le voy a dar el 100%. Yo seguiré trabajando en alguna otra cosa, ojalá que pueda ser así. Quiero educar a mis hijos, criarlos, llevarlos a la escuela, bañarlos, vestirlos, hacerles todo.

—¿Entonces cuando tengas hijos dejarás La Cáscara?, siempre has dicho que amas tu trabajo ahí.

—¡No, no creo!. Yo amo La Cáscara, pero La Cáscara es como hasta cierta etapa de mi vida. No me veo con hijos y tal por ahí saltando. A lo mejor haciendo Totalmente Falso, que es como más tranquilo. Me encantaría continuar en televisión, en algo que no me ocupe todo el día.

Que cómo le terminó de ir con las orejas: “Al final fue una ahuevazón”, dijo entre risas.

Entrevista a Mercy Correia

Publicada en Revista Mia

Desde hace un mes sus manos de modelo acarician la suave piel de Fabiana Alexandra, aquella pequeñita que llegó al mundo de Mercy Correia como para coronar el éxito de esta mujer que un día ganó el título de la más bella de Panamá.

Es como si el destino confabulara a favor de Correia. Desde muy joven su paso por las pasarelas estuvo inundado de gracia. Al poco tiempo de iniciar su carrera le llegaron propuestas para trabajar en el extranjero. Los casatalentos pusieron sus ojos en ella, lo que la llevó a ser portada de revistas en el continente asiático.

Su evolución en el mundo del modelaje cumplió con los pasos de toda buena modelo. Y luego dejar su cuerpo andar por las mejores vías de la moda, esta bella chica buscó escalar un tramo más, mas esta vez en su aventura como mujer.

El nuevo rol<br />
Mercy no planeó su embarazo. Cuando se casó solo decidió no aplicarse anticonceptivos y esperar a que Dios le otorgara la dicha de dar vida. Para su fortuna, como lo califica, el nuevo ser llegó pronto.

Desde ese momento comenzó a estructurar sus rutinas para darle espacio a la nueva miembro de su familia. Eso sí, sin trastocar mucho sus funciones. De hecho planea trabajar desde casa los primeros días; pero considera que pronto se reintegrará a sus labores de siempre, puesto que -según ella misma cuenta- siempre ha sido como un pulpo.

“Creo que he estado bastante organizada, como ya no estoy viajando como en otros tiempos, no creo que sea mayor inconveniente. Por suerte cuento con el apoyo de mis papás, de mis suegros y de mi hermano. Tengo montones de tíos y tías tengo, así que no creo que vaya a tener problema en ese sentido”, matiza.

Aún con su barriga sus días siempre estuvieron en su curso regular. Todos los días conducía ella misma su auto hacia cada una de sus ocupaciones, de hecho a poco tiempo de alumbrar seguía en ellas. Para su suerte de dama moderna, Correia está rodeada de una familia con mente actual. Su madre no nunca la sobreprotegió ni le impuso ningún fetiche tradicional.

Los nueve meses

Cuando Mercy dice que su vida no se ha trastocado demasiado es porque ni en la ropa de maternidad tuvo que variar mucho. Ella asegura que solo compró como un pantalón jeans, porque el contenido de su armario está repleto de piezas holgadas que se ajustaron perfectamente a su barriga.

En cuanto a la alimentación, acepta que dejó de consumir “comida chatarra”, bebidas con colorantes y todo cuanto pudiera representar algún riesgo para al residente de sus entrañas.

Otro factor que la hizo alterar un poco sus hábitos fueron los antojos. Es que siempre ha sido amante de los dulces, mas durante el periodo de gestación prefirió comer platos salados.

La llegada de Fabiana

“Fue parto normal, y bastante rápido”, rememora la feliz madre. El magno evento de la vida de Mercy se dio el 26 de agosto, después de su cita de monitoreo, donde su ginecóloga detectó que su paciente ya tenía cuatro centímetros de dilatación. A las 11:00 a.m. Fue ingresada a la sala de labor y como las contracciones comenzaron a aumentar esta modelo tuvo que hacer las veces de deportista. Su médico la puso a caminar y hacer una serie de ejercicios para mitigar los dolores y para que la tarea fuese más rápida. A las 12:49 p.m. ya estaba Fabiana Alexandra afuera.

Cambios<br />
Hoy, con bebé en brazos, Mercy sigue buscando el crecimiento profesional. Ya estuvo en muchos desfiles, fue maestra de aprendices y actualmente se dedica a la exportación de modelos, lo que continuará haciendo; aunque confiesa que quiere abandonar ese estilo de chica tierna para adentrarse en papeles más tenaces.

“Puede que sea un buen momento para cambiar un poquito de imagen. Toda vida los trabajos que hice como modelo fue con la imagen tierna, tranquila... de repente ahora espero que se me dé la oportunidad de cambiar un poco y mostrar un lado más maduro. Como modelo a uno le gusta ir cambiando de facetas”, afirma esta joven madre.

La tipiquera 'glam'

Entrevista publicada en Revista Mia

La “Patrona de la Cumbia” es una fémina actual. Con estilo propio e imponente. Eso sí, pese a los cambios es incapaz de abandonar su esencia interiorana.

Nunca se ha avergonzado de donde vino, de lo que pasó, ni mucho menos de lo que es hoy. Incluso a Sandra Sandoval no le incomoda cuando muestran aquellos videos que exponen sus inicios como cantante; aunque en ellos se refleje un look no tan estilizado como el que luce en estos momentos de su carrera.

La intérprete de “Gallina fina” afirma que al rememorar el comienzo de su vida como tipiquera junto a su hermano Samy Sandoval, la embarga un sentimiento de orgullo. Aquellas imágenes que a muchos le causan gracia a ella le evocan los sacrificios que tuvieron que hacer para llegar al éxito que los acaricia en la actualidad.

Pero es que Sandra, en medio de su lucha por sobre salir en lo autóctono, apostaba por una propuesta distinta. La vocalista de Los Patrones de la Cumbia nunca se relegó a ser una cantalante más y lo logró gracias a su personalidad, ritmo al bailar y sus atrevidos vestidos.

A Sandra le gusta ser ella, sentirse ella y parecerse a ella. Esto lo dejó bien claro cuando le hicieron la propuesta para esta portada de Mia. La idea de mostrar a una Sandra Sandoval con un look distinto la inquietaba.

Cuando llegó al estudio del fotógrafo Darío Moreno lo primero que hizo fue ver la ropa que le pondrían.

— Ve, yo no me parezco a ninguno de los trajes que hay ahí, exclamó Sandra con su acento monagrillero.

— Pero si esa es la idea, presentarte con lo que nadie te ha visto, argumentó uno de los stylist que la acompañaba.

— Es que quiero que apenas que la gente vea la revista sepa que esa soy yo, reclamó la artista.

Con algo de temor, Sandra se acomodó para que el maquillista la empezara a arreglar. En medio de los brochazos, esta dama reafirmaba que a ella nunca le nacería ponerse algo como lo visto. Lo formal no es lo suyo. Entre risas recordó cuando buscaba ropa para el bautizo de su hijo Luis Esteban. Ella estaba consciente que su estilo no concuerda con la seriedad de una capilla, mas en esa ocasión tuvo que sacrificarse.

— ¿A diario cómo te vistes?

— Ando en ropa deportiva. Es que yo me la paso en el gimnasio, sostuvo en tono defensivo.

Aunque pertenece al grupo de personalidades que ha resaltado a Monagrillo como cuna celebridades panameñas, Sandra se ha convertido en una mujer citadina, para ser más específicos es una mujer de malls y gyms , pues ahí pasa gran parte del tiempo cuando no están en las tarimas.

Mientras le hacían un maquillaje muy sobrio, la tipiquera admitió que con frecuencia va a los centros comerciales en familia. A diferencia de ella, sus hijos están creciendo en un ambiente urbano, poco van al interior.

En un sillón, mirando todo el alboroto por las fotos, se encontraba Gustavo Flores, el padre de sus hijos. Él esperaba ver el cambio radical de su pareja, quería observarla con los trajes que ella nunca luciría.

— ¿Tavo no se despega de ti?.

— No que va, siempre ahí. Oye Tavo le estoy diciendo que siempre salimos (risas) pero no le dije a dónde (carcajadas).

El éxito no es solo dinero

Sandra no solo se forjó una carrera artística. Ahí, con un maquillaje sobrio, estaba sentada no solo una tipiquera, sino una abogada, hacendada y empresaria.

— ¿Cómo harías con la ropa si te tocara hacer el rol de abogada?

— Bueno, yo me llevo bien con los blazer. Hasta los he usado, aseguró la letrada.

La venta de madera, el manejo de su sello disquero y las otras actividades empresariales son asuntos que trata con su inseparable hermano Samy Sandoval, quien según cuenta es el bueno para los números.

— Tienen una carrera muy exitosa...¿Cuál crees que fue el mayor impulso para lograr todo esto?

— La constancia que nuestro padre nos inculcó. Todo los días nos metía en la cabeza: vamos pa'lante, vamos pa'lante, no hay que creer en los fracasos, sin titubear aseveró la cantante, que en ese momento parecía escuchar lo que su progenitor les aconsejaba.

Cuando estaba casi lista para ser capturada por el lente de Darío, Sandra confesó que pese a todas las presentaciones que pueden tener en lugares exclusivos, ella nunca abandonaría los sitios remotos.

— Te he visto llegar con los pies llenos de barro a las tarimas...

— ¡Ay sí!, pero si me dieran a escoger yo me quedo con los pueblos, porque ahí es donde está la esencia.

Este ícono de la música típica panameña se caracteriza por su estilo campechano al hablar, porque cuando se sube al entablado hace al público parte de su show. Lo cierto es que ni todos los cumplidos de sus fanes reemplazarían los abrazos de sus dos hijos -Luis Esteban y Kamila- a quienes protege como una leona, al punto que en su casa hay más cámaras que en un banco.