lunes, 2 de mayo de 2011

La batalla de todos los tiempos: Fútbol vs Mujeres

El universo tiene muchas divisiones o formas de clasificar su contenido, pero si hay dos denominaciones que venden esas son el Real Madrid y el Barcelona Fútbol Club. Me atrevo a decir que casi cada miembro de la raza humana es seguidor de alguno de los dos.

Y esto no tiene nada que ver si se sabe o no de tal disciplina. Solo basta identificarse con alguno por la razón que sea. Unos siguen a algún jugador específico, como los fanáticos de la habilidad de Lionel Messi. Otros por alguna razón que quizás ya olvidaron han sido devotos de cierto onceno. Otras (y también pueden ser otros) encuentran en el equipo ese rostro sexi y sensual digno de apreciar. Muchas solo siguen al favorito de su pareja o amigos. Los más tradicionales guardan algún legado familiar que casi va en los genes.

Independientemente de las razones, en días como este 3 de mayo todos se pegan al televisor, viven desde la previa al encuentro hasta la repetición de cada jugada y al día siguiente seguirán comentando (más los madrilistas que no pueden quedarse callados y peor si pierden).

Ante este escenario a las féminas, nos guste o no, nos toca aguantar todo el berrinche. Aquí aclaro que soy de las que vivo cada partido como fiel seguidora del Barcelona. Pero lo que me parece irónico es que las damas -para funcionabilidad de los caballeros- tenemos que adaptarnos a todo, cuando ellos solo nos acompañan estrictamente en lo que les conviene.

Rememoremos la euforia vivida por nosotras durante la Boda Real, seguro que muchas madrugamos para ver cada detalle y podernos documentar para los comentarios con las compañeras. No fue una sorpresa para nosotras que ese episodio de la historia de la humanidad resultó un verdadero tormento para la mayoría de los del otro bando (hombres).

En la oficina, una compañera de trabajo, ansiosa, esperaba la primera queja de alguno de los muchachos. Quería desquitársela, sí, de todas las soportadas ante cada show de la Copa del Rey, Champion League y otras ligas. A media mañana cayó el primero, uno que estaba mareado por las tonadas de la melodía de la ceremonia. Mi colega no tardó en echarle en cara lo antes mencionado. Así fueron cayendo otros.

Luego de saborear las victorias de mi estimada debatimos el tema en cuestión, por qué en estos momentos “femeninos” (que no se dan tan frecuentes como los partidos de fútbol) ellos no demuestran un poco de comprensión, por qué son incapaces de sentarse a comentar el tocado de la novia o del novio; no le veo nada de extraño cuando yo -sin dejar de se tan mujer como me siento- en cada encuentro futbolístico comparto críticas, tensiones, rabietas y alegrías con mis amigos.

No me extraña que alguno salga y me diga que seguro sé de fútbol lo que ustedes de astronomía, mas eso no es lo que está en discusión; porque tengo que aceptar que de esta disciplina solo sé que hay que gritar de emoción cuando el equipo favorito mete el balón en la cabaña contraria, también sé que me encanta como juega Diego Forlán (aunque no sea del Barcelona y me fascina desde antes del Mundial 2010). Pero vuelvo y digo, por qué no son capaces de acompañarnos sin refunfuñar a un día de compras, a medirnos zapatos o solo a ver vitrinas...