lunes, 1 de noviembre de 2021

Años dorados 3.0: Adultos mayores sin miedo a la tecnología

PUBLICACIÓN EN EL SIGLO.

Osvaldo Ospino es un arquitecto jubilado que recuerda cómo en el año 2008 se tuvo que enfrentar a los avances tecnológicos que ocurrían en su entorno. Él era un hombre acostumbrado a trabajar en proyectos de campo. La tecnología que aprendió en la universidad en los años 75 no era la misma que movía al mundo a inicios de los 2000.

‘Yo quise renunciar cuando recibí toda esa información. Estaban los muchachos que llegaban recién graduados, con manejo de las herramientas que se requería para las labores en oficina', cuenta Ospina, al recordar el cambio que tuvo que experimentar en esos años.

En ese momento de su vida profesional le tocó modificar su rutina y entorno, para adentrarse en funciones más administrativas, donde se utilizaban aplicaciones modernas para ordenar y obtener datos de forma más eficiente. Aunque estaba un poco abrumado, realmente no deseaba darse por vencido y decidió aprender. Se inscribió en todos los cursos que pudo, hasta alcanzar el desempeño esperado.

Hoy Osvaldo tiene 64 años y ha asumido un reto más. Ha empezado a estudiar una nueva maestría, en la que se le está enseñando el uso de herramientas tecnológicas que pueden ser aplicadas en la docencia. Aunque también es demandante el conocimiento y manejo de plataformas virtuales, no se amedrenta. Rememora cuando hace 13 años tomó la decisión de ‘trastear y trastear' la computadora, hasta lograrlo.

Cada nueva habilidad tecnológica le permite permanecer activo, tanto en lo social, como en lo laboral, aún después de jubilado. Hoy se sigue convenciendo más de lo importante que son las competencias tecnológicas. Él se siente apto para las oportunidades que se le presenten, gracias a ellas.

Sin miedo a la tecnología En la misma línea del pensamiento de Osvaldo, surgen figuras que están dispuestas a ayudar a dinamizar las rutinas y conexiones de las vidas de adultos mayores. Ingrid Villa-Real, diseñadora gráfica y actriz, es una de ellas.

No todas las personas de edad avanzada tienen la valentía que ha asumido el arquitecto Ospino ante la tecnología. Siendo consciente de esa realidad, Villa-Real ha decidido impartir cursos sobre el uso de dispositivos y plataformas tecnológicas para este segmento de la población.

Ella corrobora que sus estudiantes inician las clases dejando ver su temor y hasta frustración en este entorno. Así como lo vivió Osvaldo en el año 2008, cuando tampoco encontró compañeros dispuestos a apoyarlo.

Esas reacciones descritas por la profesora no son de extrañar. Muchas veces son provocadas por la forma en que les hacen sentir los eruditos digitales que los rodean. Por ejemplo, algunas veces aunque algún abuelo o abuela manifieste que desea aprender algo relacionado con el celular o la computadora, no todos demuestran interés o paciencia en la tarea de explicarles.

Ingrid cuenta que ella llegó a estas labores docentes para personas de la tercera edad, porque en un grupo de amigas preguntaron quién deseaba ayudar a una señora con el uso de Power Point. Nadie se ofreció, aun cuando varias de ellas sabían manejar la herramienta. De modo que Ingrid tomó la decisión de hacerlo ella, y así consiguió un nuevo oficio en medio de esta pandemia.

‘A esa persona le enseñé a utilizar algunas herramientas de su computadora. Fue algo que disfruté mucho. Ella iba a usar este nuevo conocimiento para enseñar a otros. Me pareció súper lindo'. Así describe la instructora su primer impacto en estas labores.

Luego de esa experiencia le tocó auxiliar a sus propios padres, quienes siempre han llevado una vida social muy activa, pero no eran usuarios de entornos virtuales. Les instruyó en el manejo de diferentes redes sociales para que pudieran estar conectados en medio de la difícil cuarentena por la pandemia.

De esta forma fueron acercándose más interesados en las clases. Su contenido abarca el uso de los aparatos y de aplicaciones como Instagram, WhatsApp, YouTube, Netflix o cualquier otra de ocio que tengan en casa. ‘La idea es que puedan aprovechar todas las fuentes de entretenimiento e información disponibles', plantea Villa-Real.

Ingrid siente que de esta forma ella les ayuda a insertarse en la acción productiva del país. ‘El hecho de que una persona llegue a la edad de jubilación o más adelante no quiere decir que ya se les deba excluir', reflexiona la docente.

Ella disfruta aportar a este grupo social. Les da la oportunidad de elegir qué desean utilizar, porque con el nuevo conocimiento tienen herramientas para tomar otras decisiones.

‘Salúdate Panamá' forma líderes juveniles

PUBLICACIÓN EN EL SIGLO.

Estudiantes del colegio Marcos A. Alarcón Palomino son capacitados por ‘Salúdate Panamá' para promover buenas prácticas en su comunidad, ubicada en la provincia de Darién. Estas actividades son parte de los proyectos producidos por los becarios del Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana (LLAC) 2021.

‘Salúdate Panamá' es una de las 19 iniciativas que ha generado esta incubadora de líderes juveniles, que cada año convoca a personas entre los 14 y 24 años a postularse para recibir formación que potencie sus capacidades de generar cambios positivos en la sociedad.

Son 30 adolescente darienitas los beneficiados con talleres de lectura, artes, salud mental, bienestar físico y prevención de riesgos. De acuerdo con lo expresado por los voceros del colectivo, la idea es darles herramientas que les ayuden en diversas áreas del conocimiento y de su entorno.

En las capacitaciones que se han desarrollado de forma virtual, abordaron temas como: prevención de consumo de tabaco, alcohol y drogas; cuidado del ambiente, inteligencia emocional e incentivo a la lectura. De esta forma continuarán con otros talleres que fomenten una vida saludable para los individuos y para la comunidad a la que pertenecen.

Los talleres se realizarán hasta el 15 de noviembre, cuando Liza Marie Hernández, Shannyah Rujano, Lyan Echevers, Graciela Sánchez, Luis Emilio Reyes, Malcom Méndez, Vladimir Carranza, Jorge Vallester, Ángel Jarquín, Jhosimar Antioco y su mentor Miguel Cedeño, integrantes de ‘Salúdate Panamá', se trasladarán a Darién para el cierre de la primera fase del programa.

Este ciclo finalizará con una siembra de plantones, como aporte para contrarrestar los efectos de la deforestación que amenaza la diversidad de la selva darienita.

Entre las instituciones que les han apoyado para llevar a cabo cada una de las acciones educativas están: Ministerio de Ambiente, la Asociación Nacional de Profesionales de la Seguridad y la Salud Ocupacional, la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R. y la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), entre otras.

Taller de abuelitas para mejorar Pueblo Nuevo

PUBLICACIÓN EN EL SIGLO.

Un grupo de mujeres entre 60 y más de 80 años de edad del corregimiento de Pueblo Nuevo buscan herramientas para hacer de su comunidad un entorno más sano y seguro. No desean ser unas meras espectadoras de lo que pasa a su alrededor y se han constituido en aliadas de la autoridad local para encontrar soluciones.

Con ese objetivo en la mira participaron del taller teatro-foro, impartido por la actriz Natalia Beluche, en alianza entre el Municipio de Panamá y de la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero. Beluche explicó que justo esta modalidad se ajusta a las necesidades del grupo, ya que por medio de ejercicios creativos y teatrales los participantes presentan situaciones que les preocupan y tratan de buscar soluciones apropiadas con su entorno.

Las convocadas manifestaron tener claros los puntos que pretenden mejorar: la seguridad, el aseo, el mal manejo de las heces de los animales, falta de espacios deportivos y los problemas de género.

Para estas clases, lo primero que hicieron fue trabajar con el registro del cuerpo, hacer movimientos que le permitieran perder el miedo al desplazamiento. Es decir, que tuvieran más confianza en la capacidad de sus extremidades.

Luego de entrar en calor, abordaron las situaciones comunitarias que preocupa a cada una. Esto implicó la aplicación de técnicas teatrales, con las que las residentes de Pueblo Nuevo demostraron todo su potencial y energía.

Para la instructora fue muy grato el resultado de este primer encuentro de cuatro, que se realizarán cada viernes. Ellas demostraron ser mujeres activas, con dominio de temas actuales y con deseos de ser parte de las soluciones.

‘Me dio esperanza verlas y escucharlas. Esto demuestra que no tiene que ser aburrido ser adulto mayor. Me hicieron sentir positiva del país en el que vivo. Además manifestaron estar claras en los problemas de género que afectan a la sociedad y que uno a veces siente que solo preocupa a los jóvenes. Hoy vi que no es así', expresó Beluche.

Este colectivo organizado de señoras de más de 60 años se ha unido a la Junta Comunal de Pueblo Nuevo para construir la sociedad que desean. Han demostrado que aún tienen mucho que aportar.

Ser adulto mayor no incapacita a nadie para estar activo y disfrutar de la vida

COLUMNA DE OPINIÓN PUBLICADA EN EL SIGLO.

Seguir viviendo después de haber vivido es el gran reto de los adultos mayores. Pareciera casi un pecado ver a una dama de más de 60 años lucir sexi o simplemente juvenil.

En redes sociales se ven críticas a la bailarina Moyra Brunette porque ‘a su edad todavía quiere andar perreando'. Ella es una experta en danza y sigue siendo su actividad principal. Lo mismo vivió recientemente alguien que se dedica a la motivación y usa las tendencias de Reels o ‘Tik Tok' para promover sus pensamientos. Tampoco es una veinteañera.

¿Por qué una persona no puede seguir haciendo aquello que le gusta y llena de energía indistintamente de la edad? Tener más de 40, 50, o 60 años no incapacita a un ser humano para divertirse, estar activo y seguir haciendo lo que vienen desarrollando desde los inicios de su carrera. No ser jóvenes jamás debe ser una censura.

jueves, 18 de marzo de 2021

Sí, todos sí somos fanáticos de Horacio

Por ahí leí algo como "ahora todos eran fans". La respuesta es sí. Ocurre que fue un artista con un contenido muy fácil de consumir.
 
Recuerdo perfectamente como en medio de un baile, sarao, en discotecas, actividades escolares, la que sea, el dj podía darse el lujo de interrumpir la tanda más dura de plena y tirar algo de ese rock en español que nos ponía a todos a cantar. En la actualidad puede ocurrir lo mismo sin lugar a dudas.
 
Para los que vivimos la era Danger Man, es natural cantar las producciones del rock en español de ese mismo periodo. ¡Eso los djs lo saben mejor que yo!

Sí podíamos escuchar a Danger Man, a Toby King, al Roockie, a Ulpiano, a Victorio, Samy y Sandra y si sonaba Son Miserables la cantábamos y gozábamos.

No me había detenido a pensar en su atractivo físico, su acomodada posición, pero sí tengo muy presente su carisma, su dulzura y humanidad.

Horacio era alguien accesible. Me lo podía encontrar en un evento de cóctel en saco y corbata en su rol de abogado de una importante firma y siempre era amable. A la vez lo podía ver en un evento más relajado, algo musical, y la personalidad era la misma. Siempre amable.
 
Me encantaba que si uno comentaba algo en sus redes, él respondía. Siempre amable.
Sigo pensando en la cantidad de veces que he cantado a gritos sus canciones en fiestas, feliz con amigos, conocidos y desconocidos. Pasé toda mi adolescencia escuchándole.
 
Su contenido musical no es rebuscado. Cualquiera podía sentirse identificado, cualquiera podía dedicar sus temas. Todos los pueden cantar.
 
Y si a alguien le molesta el alcance de Horacio, hoy no es día para ver redes. Si alguien quiere aprovechar la ocasión para ofender a los que considera menos, tampoco es un buen momento, porque Horacio jamás se burlaría de un fanático de él que cante sus temas del corazón y que al rato gritara ¡Funeraaaaaal!

El tiempo solo tiene tiempo para darle un final a cada historia. Pero tu historia no tendrá fin Horacio.

miércoles, 3 de marzo de 2021

NECESITO QUE LOS NIÑOS VUELVAN A LA ESCUELA

Si los niños no vuelven a la escuela pronto, voy a acabar tomando algún tipo de medicamento para controlar el desajuste mental que me provoca mi relación con la escuela en casa.

He tratado de comprender el método de la maestra de mi hija. He tratado de ser empática con ella y con los demás niños del salón, incluidas las y los acudientes. Pero debo admitir que cuando mi celular comienza a recibir los mensajes del grupo de II A, mi estómago se comienza a apretar. No quiero abrirlo. Me angustia ver las decenas de notas de voz de la maestra. Sí, verlas, porque las veo llegar y no las quiero abrir. Me enferma saber que en ellas está la clase del día: el rosario de varios minutos indicando las penitencias. Y si no capté bien algo, debo volver a escuchar su voz. ¡Ya no la quiero oír más!

No solo eso. Mi desagrado aumenta cuando veo llegar la tarea en fotos. En lugar de mandar un documento editable o imprimible, la maestra manda fotos borrosas de sus escritos a mano para que de ahí los niños transcriban a sus cuadernos. ¡Mi cabeza se va poniendo ardiente!

Este año, cuando me corroboraron que la maestra sería la misma del año pasado, me sentí realmente triste, enojada, decepcionada. Volvíamos a la penitencia de las clases en casa, pero con la añadidura de tener una docente que no aplica el uso de herramientas tecnológicas para intentar “virtualizar” el aula de clases.

He pensado que soy egoísta porque no todos los niños tienen internet y computadoras. Mi hija sí se puede sentar en una sesión a través de alguna plataforma y recibir explicaciones de forma simultánea con otros estudiantes.

Como sé que no todos tienen esa posibilidad yo necesito que los niños vuelvan a las aulas y puedan recibir sus enseñanzas a través de las experiencias que se dan dentro de ellas. Ni siquiera sé si la maestra de mi hija aplica un buen método. La referencia que tengo es de su desempeño con las clases a distancia, donde mi recuerdo más presente son todas sus situaciones familiares, pues cada vez que le preguntaba por algo relacionado con la clase, o yo me ofrecía a apoyarla para mejorar lo que para mí es un tormento, ella iniciaba alguna historia personal.

En más de una ocasión ofrecí mi tiempo, recursos (que son pocos) y conocimiento. La maestra me escuchaba con respeto, pero al día siguiente seguían las notas de voz y las fotos borrosas. Así pasó el año entero y el lunes volvimos a lo mismo.

Por loco que parezca, incluso he pensado sacar a mi hija de la escuela por la repulsión que me provoca la forma de dar clases de la maestra.

Imagino que todo esto que siento está influenciado en los efectos de la propia pandemia en mi ser, mi mente, en mi cotidianidad.

¡Auxilio. Me siento fatal y sola en esto!

Además con pandemia o sin pandemia, los estudiantes necesitan educación adecuada. Esto no se soluciona en unos meses pero ya es hora de ir empezando a mostrar algo.