jueves, 15 de febrero de 2024

JULIO ZACHRISSON LLEGA A LA SEDE DE LA MEMORIA DOCUMENTAL

Con este paso, se concreta el cumplimiento de la voluntad del pintor, grabador y escultor, quien en vida solicitó que su legado reposara en su natal Panamá

La Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R. informa que sus colecciones han sido enriquecidas con la llegada de archivos personales del fallecido artista panameño Julio Zachrisson. Investigadores de arte, estudiantes y público en general podrán consultar estos valiosos documentos.

La familia de Zachrisson, por medio de su albacea, concretó un convenio que permitió la recepción del importante legado, registrado en diversos formatos. Imágenes en movimiento, bocetos, libretas, postales, etcétera, narran distintas etapas de la vida del pintor, grabador y escultor. De esta forma se cumple la voluntad del artista, quien en vida dejó saber que deseaba que su memoria artística y documental reposara en Panamá.

Las formalidades de dicho convenio se dieron gracias a la Embajada de Panamá en España, a través de la Cancillería y del Ministerio de Cultura.

En lo recibido hay un cuantioso archivo fotográfico que deja ver al artista desde su juventud, junto a amigos, su esposa, colegas y en su faena creadora, por citar algunas de las escenas capturadas.

Decenas de catálogos dan constancia del recorrido profesional de Zachrisson. En ellos se puede ver en qué países expuso, junto a qué otros artistas y en qué fechas lo hizo. En las publicaciones seriadas y libros se da fe de la trascendencia de este panameño en la historia del arte.

También hay registros físicos de certificados académicos, reconocimientos y medallas que recibió a lo largo de su carrera, tanto en su natal Panamá como fuera de estas fronteras. Entre ellas se puede mencionar el Premio Grabado “Aragón Goya”, otorgado a otros grandes expositores de estas expresiones; el Premio Concurso Nacional de Grabado, de la Academia de BB. AA. de San Fernando, Madrid (1993), etc.

Zachrisson aportó en lo literario dejando algunas de sus obras plasmadas en libros como La serpiente de cristal de Tristán Solarte, Lecturas para lectores de César Young Núñez, Bilis Negra de Francisco de Quevedo o Lobos al anochecer de Gloria Guardia, por citar algunos. Muchos de ellos se encuentran dedicados por sus autores, gesto que aumenta la valía de la colección.

Cabe destacar su trabajo como ilustrador de La Carajicomedia de Fray Bugeo Montesino, que es un poema obsceno paródico y satírico de principios del siglo XVI. Se trata de una colección especial de la que solo se imprimieron 120 ejemplares en el año 1975.

Con este patrimonio se transita por la intimidad del autor, que nos ha permitido observar sus cuadernos de dibujo, anotaciones, tarjetas, correspondencia, entre otros cientos de artículos, como sus identificaciones y pasaportes de viaje.

Desde su llegada a la Biblioteca Nacional de Panamá, el legado Zachrisson ha recibido el tratamiento adecuado en cuanto a normas de preservación, para que este puede perdurar en la memoria histórica de todos los panameños.

Así lo dejó saber la directora general, María Magela Brenes, quien expresó que “este legado representa para esta institución un compromiso y una gran responsabilidad, ya que además de su custodia, somos responsables de su conservación y divulgación a los efectos contribuir al estudio y conocimiento del autor Julio Augusto Zachrisson y de su obra”.

Artistas, investigadores y los familiares del artista manifestaron su complacencia al conocer la nueva morada del archivo personal del creador. Para la doctora en historia del arte Mónica Kupfer es un gran alivio saber que estará al alcance de los panameños y que no habrá que hacer largos viajes para consultar los valiosos documentos.

La Biblioteca Nacional comunicó que este material aún está en procesamiento. Su directora técnica, Guadalupe de Rivera, aclaró que todo deberá pasar al departamento de Desarrollo de Colecciones para su registro, procedencia y precatalogación. Luego al departamento de Procesos Técnicos, donde será catalogado y al terminar, se podrán ver los registros a través del Catálogo en Línea.

jueves, 1 de febrero de 2024

La incubadora de investigadores de la Biblioteca Nacional

Publicado en la revista virtual La Web de la Salud

La misión de La Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R. es rescatar, preservar y divulgar la memoria documental de Panamá. Sus usuarios más frecuentes suelen ser investigadores, escritores, profesionales nacionales y extranjeros. Pero en el verano, adolescentes se unen a los consumidores de este valioso acervo.

A través del taller “Investigo y publico contenido verificado y cool” jóvenes entre 13 a 18 años de edad disfrutaron del placer que supone consultar el patrimonio nacional.

Cada año, en la cartelera de actividades de verano, la biblioteca ofrece un curso de periodismo investigativo dirigido a público joven. El propósito es acercar a las nuevas generaciones a la riqueza documental que allí reposa y motivar su interés por gestionar conocimiento de forma independiente.

Este año se agregó a la programación el componente de redes sociales como forma de divulgar lo investigado.

La Biblioteca Nacional suele utilizar un tema como hilo conductor para guiar a los participantes en el proceso de aprendizaje. Abordaje que por lo general está enmarcado en las relaciones de Panamá con Estados Unidos.

En este taller se habló del 9 de Enero de 1964, La Invasión y el Canal de Panamá. Como resultado de otros años, los organizadores de esta actividad han detectado que estas líneas son de gran interés en las nuevas generaciones. Los participantes, de forma recurrente, expresan que se les habla muy poco de esa parte de la historia nacional.

Un curso para conocer la historia

Se trata de un proceso guiado, que en esta ocasión tuvo como facilitadora a la editora Karen Bernal, acompañada de la productora audiovisual Mariana Chacón y la periodista Dayana Rivas, por parte de la Biblioteca Nacional.

No son clases de historia es la advertencia que recibieron los jóvenes al iniciar esta aventura. Por el contrario, es un curso para despertar la curiosidad y el deseo de saber más acerca de hechos históricos. Se les enseñan o refuerzan principios básicos del periodismo, como la redacción, consultar fuentes válidas, el ordenamiento de la información, la entrevista y la divulgación de lo construido.

Todos los participantes tuvieron acceso a documentos de gran valor que les dieron diversas versiones de un mismo hecho. Pudieron conocer cada una de las salas de la Biblioteca Nacional, qué tipo de archivos se hallan en ellas y cómo solicitar lo que requieren. Vieron que los hechos se pueden contar en variados formatos y a través de un sinfín de recursos, que pueden ir desde periódicos, audios, música, fotos y no solo en los libros.

La riqueza de los testimonios vivos

El contenido del taller incluye acceso a fuentes vivas, ya que se les explica que aunque existen muchos documentos valiosos, no todo está escrito o dicho. A lo largo de las 2 semanas de duración, los jóvenes recibieron a valiosas voces que les ayudaron a construir una idea más amplia de cada tema. Briseida Bloise, quien fue directora de los Campamentos de Albrook, tras los hechos del 20 de diciembre de 1989, compartió su experiencia en esa labor.

El coleccionista Manuel Rivera fue otro de los expositores. Él era un niño cuando ocurrió La Invasión, pero desde muy pequeño tuvo interés en saber más del tema, por lo que se ha dedicado a investigar con especial interés en lo militar.

El Dr. Aristides Royo, expresidente de la República, actual ministro para Asuntos del Canal y negociador de los Tratados Torrijos-Carter, también aceptó ser parte de los invitados. Él relató en primera voz su participación y conocimiento acerca de la historia del Canal. La charla fue tan amena que el público casi no lo dejaba ir.

El ingeniero Orlando Acosta, director de Memoria Histórica del Canal de Panamá, complementó lo relacionado con el impacto de la vía interoceánica en la identidad y construcción social del país.

Como ya se ha vuelto tradición, los héroes del 9 de Enero de 1964 han sido los primeros en aceptar ser parte del taller. Este año fue el Dr. Rimsky Sucre quien contó lo sucedido ese día, desde la mañana en el Instituto Nacional hasta cuando avanzaron hasta la Zona del Canal e iniciaron los cruentos ataques.

De esta forma, los noveles investigadores tuvieron acceso a valiosas fuentes vivas, protagonistas de la historia, con quienes pudieron conversar tanto de los temas pasados como de las situaciones actuales que enfrenta el país.

El resultado

Después de dos semanas de recibir herramientas y tener a mano las fuentes de información, cada participante elaboró un producto escrito o audiovisual acerca de alguno de los tres temas manejados.

La presentación se dio ante las directoras de la Biblioteca Nacional, María Magela Brenes y Guadalupe García de Rivera e invitados especiales. Tanto Brenes como García expresaron su complacencia con los resultados del taller y se comprometieron en seguir apoyando este tipo de actividades.

La construcción de los conocimientos tuvo como ingredientes principales la sorpresa, la admiración y el reconocimiento de las carencias. Para los jóvenes fue muy emocionante estar cerca de destacadas fuentes como lo son Royo, Sucre, Bloise, Acosta y Rivera. Los admiraron apenas comenzaron a escucharlos; pero esos mismos personajes dejaron de manifiesto lo maravillados que se sintieron al percibir la avidez e inteligencia que brotaba de esos chicos y chicas.

El reforzamiento del pensamiento crítico es uno de los principales aportes que brinda este taller. Actitud que queda evidenciada al escuchar las inquietudes sociales de cada uno de los participantes. Tanto participantes como acudientes dijeron que las dos semanas se les hicieron cortas para todo lo aprendido.

Los trabajos que realizaron los jóvenes serán compartidos a través de las redes sociales de la Biblioteca Nacional y el personal de esta institución espera poder lograr los recursos necesarios para replicar este mismo programa a lo largo del año.

viernes, 10 de noviembre de 2023

¿Periodismo al servicio de quién?

A los periodistas nos ocurre lo mismo que a los sistemas de gobierno, nos ha costado comprender que nos debemos al pueblo y que el pueblo tiene poder. No estoy de acuerdo con ninguna agresión y no celebro lo que han vivido algunos colegas en el intento de hacer sus coberturas de las actuales protestas contra la minería en Panamá, pero ese síntoma responde al mismo hartazgo que siente la población en cuanto al actuar de los órganos del Estado.

La falta de credibilidad hacia los noticieros no solo es por parte de esos jóvenes que han salido de las redes a las calles o de los docentes o constructores. Solo basta escuchar a los vecinos, compañeros de trabajo, a cualquier persona que esté a nuestro alrededor que no sea comunicador en ejercicio para conocer que entre sus opiniones está la falta de confianza en los medios. Algunos navegan de un canal a otro tratando de satisfacer sus deseos de ser informados, sin experimentar mayor saciedad.

Ante ese rechazo, manifestado de una forma dura en medio de las actuales protestas, he leído y escuchado a colegas decir: “hay que cerrar filas, todos los gremios deben enviar un mensaje unificado”, “tenemos que enviar un comunicado”, “hagamos una conferencia de prensa para exigir respeto a la profesión”.

No sé si no se han dado cuenta que las conferencias de prensa y comunicados solo son materia de interés entre comunicadores. Pero digamos que se hace y los mismos que emiten el comunicado lo publican en sus propias plataformas, donde entonces saldrá la gente a acabar de expresar todo lo que siguen pensando de la profesión, a propósito de los comunicados defensores de la dignidad del periodista.

El contexto actual debe servirnos para poner las bardas en remojo y si es que ya se quemaron intentar construir nuevas, teniendo presente que en la era de la información y la desinformación el deber nos llama a intentar ser transmisores de información verás, comprobada y respetuosa de la audiencia. Nos toca investigar, corroborar y mostrar realidades completas.

También hay que hacerle frente a que el discurso de la objetividad en el periodismo no es tal. Lo sabemos muy bien y no es un pecado tomar posturas, pero los periodistas siempre deberían estar del lado de los más vulnerables, de la sensatez, de la justicia social, porque esa será nuestra principal credencial como comunicadores. Jamás deberíamos parecer ni ser papagayos de un sistema opresor.

martes, 24 de mayo de 2022

"A veces pienso que estudié música para escribir"

Publicada en El Siglo.

El nombre de Emiliano Pardo-Tristán es sonoro. Suena a guitarra para ser más específicos. Pero él decidió agregar a su mundo musical otro tipo de notas. Este jueves presentó en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R., su libro ‘Lo blanco y lo negro', novela premiada en el Concurso Ricardo Miró 2020.

La creación literaria es algo que ya estaba en su vida. Desde su natal Veraguas, el movimiento cultural de Panamá y cada una de las otras ciudades del mundo que pisó, fueron forjando no solo al maestro de la guitarra, sino también al novelista.

¿Cuándo y cómo supo que quería escribir una novela?

Lo blanco y lo negro no es mi primera novela, sino la segunda. Mi primera novela está sin publicar. No diré el nombre, porque en la actualidad se encuentra participando en un concurso literario. El deseo de escribir una novela me llega leyendo a Roberto Bolaño en una calle peatonal de Madrid. Leyendo el relato de los realvisceralistas mexicanos en Los detectives salvajes, sentí la necesidad de escribir autoficción, de ficcionar mis vivencias cuando tenía la misma edad que los personajes de Bolaño.

¿Tenía claro que lo que deseaba escribir tendría que llevar relación con la música?

Desde luego, pero no solo con la música. En Lo blanco y lo negro y en casi todo lo que he escrito, el arte es parte de la cotidianidad de los personajes. Aprovecho los diálogos para hablar de arte. Hay una preocupación en transmitir hallazgos poéticos, musicales, pictóricos y literarios en lo que escribo. Creo que es porque es esa la literatura que me interesa, la que me enseña algo. Me gusta la fusión del ensayo dentro de la narrativa y trato de hacer funcionar este maridaje. Incluir citas cuando escribo ficción, es algo que aprendo de leer los ensayos de Borges que cita para fortalecer lo que escribe, direccionando lo citado y enriqueciéndolo con su ingenio.

¿Cómo compararía usted el relato escrito en una obra literaria a una composición musical? ¿Se parece el proceso?

Se parece. Se crea y se revisa y se vuelve a revisar y se revisa una vez más, hasta quedar satisfecho. Stravinski decía que la música se escribe con un borrador. Yo creo que la literatura también. En ambas artes hay que quitar los excesos, lo que entorpece la claridad del texto o de la música. Cuando compongo escucho una y otra vez el material sonoro y hago ajustes. Cuando escribo, leo y releo y cambio palabras hasta encontrar la que se queda en el papel. Flaubert decía que no hay sinónimos, sino la palabra justa, ‘le mot juste'.

¿Cómo nace esta historia y sus personajes?

El impulso para escribir la novela me lo dio la relación de mi abuela con el director de una orquesta cubana que llegó a Panamá y luego, cuando la orquesta se fue, él se quedó a vivir con mi abuela que regentaba una pensión. Este es el escenario que imaginaba cuando escribía. Me interesé en las relaciones interraciales, porque creo que es un tema que todavía está vigente. Desde el principio de la novela quise narrar sobre relaciones desiguales, relaciones entre parejas que se llevan muchos años de diferencia, tan comunes en América Latina. Me interesaba escribir sobre el abandono de la mujer con hijos, el engaño y el engañador engañado. Son relaciones que crean tensión y las aprovecho para la trama, quizá porque he sido testigo de algunas de ellas.

¿Cómo es su rutina para escribir? ¿Tiene algún ritual?

Escribo en las mañanas y solo escribo cuando lo que voy a contar me obsesiona y no me da un instante de tregua. Estoy constantemente pensando en la obra y tomando apuntes. Sin embargo, no es lo que cuento lo que me interesa, sino cómo lo cuento. El juego con las palabras, la construcción de frases, la repetición de motivos. A eso me refiero cuando digo que lo que escribo me tienen que sonar. Son los mismas técnicas que utilizo cuando escribo música. También me gusta leer a otros autores cuando trabajo en una obra, porque esas lecturas me sugieren situaciones que tienen que ver con lo que escribo.

¿Qué figuras le han inspirado o impactado en su trabajo como escritor de literatura?

Sin lugar a dudas, Roberto Bolaño, Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges. Y, cada vez más, Alejo Carpentier, quien también era músico. Yo lo que noto, guardando las distancias, es que llego a lo mimo que Carpentier encontró por ser un escritor musicólogo. Lo hago sin conocer a profundidad su obra. Cada vez que leo una novela de Carpentier, encuentro más relaciones que son producto del azar y no del conocimiento previo de su obra. Quizá sea el resultado de una búsqueda musical en lo que se escribe.

¿Va a seguir escribiendo y publicando?

Por supuesto. A veces pienso que estudié música para escribir. Cuando compongo escucho una y otra vez el material sonoro y hago ajustes. Cuando escribo, leo y releo y cambio palabras hasta encontrar la que se queda en el papel'

lunes, 1 de noviembre de 2021

Años dorados 3.0: Adultos mayores sin miedo a la tecnología

PUBLICACIÓN EN EL SIGLO.

Osvaldo Ospino es un arquitecto jubilado que recuerda cómo en el año 2008 se tuvo que enfrentar a los avances tecnológicos que ocurrían en su entorno. Él era un hombre acostumbrado a trabajar en proyectos de campo. La tecnología que aprendió en la universidad en los años 75 no era la misma que movía al mundo a inicios de los 2000.

‘Yo quise renunciar cuando recibí toda esa información. Estaban los muchachos que llegaban recién graduados, con manejo de las herramientas que se requería para las labores en oficina', cuenta Ospina, al recordar el cambio que tuvo que experimentar en esos años.

En ese momento de su vida profesional le tocó modificar su rutina y entorno, para adentrarse en funciones más administrativas, donde se utilizaban aplicaciones modernas para ordenar y obtener datos de forma más eficiente. Aunque estaba un poco abrumado, realmente no deseaba darse por vencido y decidió aprender. Se inscribió en todos los cursos que pudo, hasta alcanzar el desempeño esperado.

Hoy Osvaldo tiene 64 años y ha asumido un reto más. Ha empezado a estudiar una nueva maestría, en la que se le está enseñando el uso de herramientas tecnológicas que pueden ser aplicadas en la docencia. Aunque también es demandante el conocimiento y manejo de plataformas virtuales, no se amedrenta. Rememora cuando hace 13 años tomó la decisión de ‘trastear y trastear' la computadora, hasta lograrlo.

Cada nueva habilidad tecnológica le permite permanecer activo, tanto en lo social, como en lo laboral, aún después de jubilado. Hoy se sigue convenciendo más de lo importante que son las competencias tecnológicas. Él se siente apto para las oportunidades que se le presenten, gracias a ellas.

Sin miedo a la tecnología En la misma línea del pensamiento de Osvaldo, surgen figuras que están dispuestas a ayudar a dinamizar las rutinas y conexiones de las vidas de adultos mayores. Ingrid Villa-Real, diseñadora gráfica y actriz, es una de ellas.

No todas las personas de edad avanzada tienen la valentía que ha asumido el arquitecto Ospino ante la tecnología. Siendo consciente de esa realidad, Villa-Real ha decidido impartir cursos sobre el uso de dispositivos y plataformas tecnológicas para este segmento de la población.

Ella corrobora que sus estudiantes inician las clases dejando ver su temor y hasta frustración en este entorno. Así como lo vivió Osvaldo en el año 2008, cuando tampoco encontró compañeros dispuestos a apoyarlo.

Esas reacciones descritas por la profesora no son de extrañar. Muchas veces son provocadas por la forma en que les hacen sentir los eruditos digitales que los rodean. Por ejemplo, algunas veces aunque algún abuelo o abuela manifieste que desea aprender algo relacionado con el celular o la computadora, no todos demuestran interés o paciencia en la tarea de explicarles.

Ingrid cuenta que ella llegó a estas labores docentes para personas de la tercera edad, porque en un grupo de amigas preguntaron quién deseaba ayudar a una señora con el uso de Power Point. Nadie se ofreció, aun cuando varias de ellas sabían manejar la herramienta. De modo que Ingrid tomó la decisión de hacerlo ella, y así consiguió un nuevo oficio en medio de esta pandemia.

‘A esa persona le enseñé a utilizar algunas herramientas de su computadora. Fue algo que disfruté mucho. Ella iba a usar este nuevo conocimiento para enseñar a otros. Me pareció súper lindo'. Así describe la instructora su primer impacto en estas labores.

Luego de esa experiencia le tocó auxiliar a sus propios padres, quienes siempre han llevado una vida social muy activa, pero no eran usuarios de entornos virtuales. Les instruyó en el manejo de diferentes redes sociales para que pudieran estar conectados en medio de la difícil cuarentena por la pandemia.

De esta forma fueron acercándose más interesados en las clases. Su contenido abarca el uso de los aparatos y de aplicaciones como Instagram, WhatsApp, YouTube, Netflix o cualquier otra de ocio que tengan en casa. ‘La idea es que puedan aprovechar todas las fuentes de entretenimiento e información disponibles', plantea Villa-Real.

Ingrid siente que de esta forma ella les ayuda a insertarse en la acción productiva del país. ‘El hecho de que una persona llegue a la edad de jubilación o más adelante no quiere decir que ya se les deba excluir', reflexiona la docente.

Ella disfruta aportar a este grupo social. Les da la oportunidad de elegir qué desean utilizar, porque con el nuevo conocimiento tienen herramientas para tomar otras decisiones.

‘Salúdate Panamá' forma líderes juveniles

PUBLICACIÓN EN EL SIGLO.

Estudiantes del colegio Marcos A. Alarcón Palomino son capacitados por ‘Salúdate Panamá' para promover buenas prácticas en su comunidad, ubicada en la provincia de Darién. Estas actividades son parte de los proyectos producidos por los becarios del Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana (LLAC) 2021.

‘Salúdate Panamá' es una de las 19 iniciativas que ha generado esta incubadora de líderes juveniles, que cada año convoca a personas entre los 14 y 24 años a postularse para recibir formación que potencie sus capacidades de generar cambios positivos en la sociedad.

Son 30 adolescente darienitas los beneficiados con talleres de lectura, artes, salud mental, bienestar físico y prevención de riesgos. De acuerdo con lo expresado por los voceros del colectivo, la idea es darles herramientas que les ayuden en diversas áreas del conocimiento y de su entorno.

En las capacitaciones que se han desarrollado de forma virtual, abordaron temas como: prevención de consumo de tabaco, alcohol y drogas; cuidado del ambiente, inteligencia emocional e incentivo a la lectura. De esta forma continuarán con otros talleres que fomenten una vida saludable para los individuos y para la comunidad a la que pertenecen.

Los talleres se realizarán hasta el 15 de noviembre, cuando Liza Marie Hernández, Shannyah Rujano, Lyan Echevers, Graciela Sánchez, Luis Emilio Reyes, Malcom Méndez, Vladimir Carranza, Jorge Vallester, Ángel Jarquín, Jhosimar Antioco y su mentor Miguel Cedeño, integrantes de ‘Salúdate Panamá', se trasladarán a Darién para el cierre de la primera fase del programa.

Este ciclo finalizará con una siembra de plantones, como aporte para contrarrestar los efectos de la deforestación que amenaza la diversidad de la selva darienita.

Entre las instituciones que les han apoyado para llevar a cabo cada una de las acciones educativas están: Ministerio de Ambiente, la Asociación Nacional de Profesionales de la Seguridad y la Salud Ocupacional, la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R. y la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), entre otras.

Taller de abuelitas para mejorar Pueblo Nuevo

PUBLICACIÓN EN EL SIGLO.

Un grupo de mujeres entre 60 y más de 80 años de edad del corregimiento de Pueblo Nuevo buscan herramientas para hacer de su comunidad un entorno más sano y seguro. No desean ser unas meras espectadoras de lo que pasa a su alrededor y se han constituido en aliadas de la autoridad local para encontrar soluciones.

Con ese objetivo en la mira participaron del taller teatro-foro, impartido por la actriz Natalia Beluche, en alianza entre el Municipio de Panamá y de la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero. Beluche explicó que justo esta modalidad se ajusta a las necesidades del grupo, ya que por medio de ejercicios creativos y teatrales los participantes presentan situaciones que les preocupan y tratan de buscar soluciones apropiadas con su entorno.

Las convocadas manifestaron tener claros los puntos que pretenden mejorar: la seguridad, el aseo, el mal manejo de las heces de los animales, falta de espacios deportivos y los problemas de género.

Para estas clases, lo primero que hicieron fue trabajar con el registro del cuerpo, hacer movimientos que le permitieran perder el miedo al desplazamiento. Es decir, que tuvieran más confianza en la capacidad de sus extremidades.

Luego de entrar en calor, abordaron las situaciones comunitarias que preocupa a cada una. Esto implicó la aplicación de técnicas teatrales, con las que las residentes de Pueblo Nuevo demostraron todo su potencial y energía.

Para la instructora fue muy grato el resultado de este primer encuentro de cuatro, que se realizarán cada viernes. Ellas demostraron ser mujeres activas, con dominio de temas actuales y con deseos de ser parte de las soluciones.

‘Me dio esperanza verlas y escucharlas. Esto demuestra que no tiene que ser aburrido ser adulto mayor. Me hicieron sentir positiva del país en el que vivo. Además manifestaron estar claras en los problemas de género que afectan a la sociedad y que uno a veces siente que solo preocupa a los jóvenes. Hoy vi que no es así', expresó Beluche.

Este colectivo organizado de señoras de más de 60 años se ha unido a la Junta Comunal de Pueblo Nuevo para construir la sociedad que desean. Han demostrado que aún tienen mucho que aportar.