jueves, 15 de febrero de 2024

JULIO ZACHRISSON LLEGA A LA SEDE DE LA MEMORIA DOCUMENTAL

Con este paso, se concreta el cumplimiento de la voluntad del pintor, grabador y escultor, quien en vida solicitó que su legado reposara en su natal Panamá

La Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R. informa que sus colecciones han sido enriquecidas con la llegada de archivos personales del fallecido artista panameño Julio Zachrisson. Investigadores de arte, estudiantes y público en general podrán consultar estos valiosos documentos.

La familia de Zachrisson, por medio de su albacea, concretó un convenio que permitió la recepción del importante legado, registrado en diversos formatos. Imágenes en movimiento, bocetos, libretas, postales, etcétera, narran distintas etapas de la vida del pintor, grabador y escultor. De esta forma se cumple la voluntad del artista, quien en vida dejó saber que deseaba que su memoria artística y documental reposara en Panamá.

Las formalidades de dicho convenio se dieron gracias a la Embajada de Panamá en España, a través de la Cancillería y del Ministerio de Cultura.

En lo recibido hay un cuantioso archivo fotográfico que deja ver al artista desde su juventud, junto a amigos, su esposa, colegas y en su faena creadora, por citar algunas de las escenas capturadas.

Decenas de catálogos dan constancia del recorrido profesional de Zachrisson. En ellos se puede ver en qué países expuso, junto a qué otros artistas y en qué fechas lo hizo. En las publicaciones seriadas y libros se da fe de la trascendencia de este panameño en la historia del arte.

También hay registros físicos de certificados académicos, reconocimientos y medallas que recibió a lo largo de su carrera, tanto en su natal Panamá como fuera de estas fronteras. Entre ellas se puede mencionar el Premio Grabado “Aragón Goya”, otorgado a otros grandes expositores de estas expresiones; el Premio Concurso Nacional de Grabado, de la Academia de BB. AA. de San Fernando, Madrid (1993), etc.

Zachrisson aportó en lo literario dejando algunas de sus obras plasmadas en libros como La serpiente de cristal de Tristán Solarte, Lecturas para lectores de César Young Núñez, Bilis Negra de Francisco de Quevedo o Lobos al anochecer de Gloria Guardia, por citar algunos. Muchos de ellos se encuentran dedicados por sus autores, gesto que aumenta la valía de la colección.

Cabe destacar su trabajo como ilustrador de La Carajicomedia de Fray Bugeo Montesino, que es un poema obsceno paródico y satírico de principios del siglo XVI. Se trata de una colección especial de la que solo se imprimieron 120 ejemplares en el año 1975.

Con este patrimonio se transita por la intimidad del autor, que nos ha permitido observar sus cuadernos de dibujo, anotaciones, tarjetas, correspondencia, entre otros cientos de artículos, como sus identificaciones y pasaportes de viaje.

Desde su llegada a la Biblioteca Nacional de Panamá, el legado Zachrisson ha recibido el tratamiento adecuado en cuanto a normas de preservación, para que este puede perdurar en la memoria histórica de todos los panameños.

Así lo dejó saber la directora general, María Magela Brenes, quien expresó que “este legado representa para esta institución un compromiso y una gran responsabilidad, ya que además de su custodia, somos responsables de su conservación y divulgación a los efectos contribuir al estudio y conocimiento del autor Julio Augusto Zachrisson y de su obra”.

Artistas, investigadores y los familiares del artista manifestaron su complacencia al conocer la nueva morada del archivo personal del creador. Para la doctora en historia del arte Mónica Kupfer es un gran alivio saber que estará al alcance de los panameños y que no habrá que hacer largos viajes para consultar los valiosos documentos.

La Biblioteca Nacional comunicó que este material aún está en procesamiento. Su directora técnica, Guadalupe de Rivera, aclaró que todo deberá pasar al departamento de Desarrollo de Colecciones para su registro, procedencia y precatalogación. Luego al departamento de Procesos Técnicos, donde será catalogado y al terminar, se podrán ver los registros a través del Catálogo en Línea.

jueves, 1 de febrero de 2024

La incubadora de investigadores de la Biblioteca Nacional

Publicado en la revista virtual La Web de la Salud

La misión de La Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R. es rescatar, preservar y divulgar la memoria documental de Panamá. Sus usuarios más frecuentes suelen ser investigadores, escritores, profesionales nacionales y extranjeros. Pero en el verano, adolescentes se unen a los consumidores de este valioso acervo.

A través del taller “Investigo y publico contenido verificado y cool” jóvenes entre 13 a 18 años de edad disfrutaron del placer que supone consultar el patrimonio nacional.

Cada año, en la cartelera de actividades de verano, la biblioteca ofrece un curso de periodismo investigativo dirigido a público joven. El propósito es acercar a las nuevas generaciones a la riqueza documental que allí reposa y motivar su interés por gestionar conocimiento de forma independiente.

Este año se agregó a la programación el componente de redes sociales como forma de divulgar lo investigado.

La Biblioteca Nacional suele utilizar un tema como hilo conductor para guiar a los participantes en el proceso de aprendizaje. Abordaje que por lo general está enmarcado en las relaciones de Panamá con Estados Unidos.

En este taller se habló del 9 de Enero de 1964, La Invasión y el Canal de Panamá. Como resultado de otros años, los organizadores de esta actividad han detectado que estas líneas son de gran interés en las nuevas generaciones. Los participantes, de forma recurrente, expresan que se les habla muy poco de esa parte de la historia nacional.

Un curso para conocer la historia

Se trata de un proceso guiado, que en esta ocasión tuvo como facilitadora a la editora Karen Bernal, acompañada de la productora audiovisual Mariana Chacón y la periodista Dayana Rivas, por parte de la Biblioteca Nacional.

No son clases de historia es la advertencia que recibieron los jóvenes al iniciar esta aventura. Por el contrario, es un curso para despertar la curiosidad y el deseo de saber más acerca de hechos históricos. Se les enseñan o refuerzan principios básicos del periodismo, como la redacción, consultar fuentes válidas, el ordenamiento de la información, la entrevista y la divulgación de lo construido.

Todos los participantes tuvieron acceso a documentos de gran valor que les dieron diversas versiones de un mismo hecho. Pudieron conocer cada una de las salas de la Biblioteca Nacional, qué tipo de archivos se hallan en ellas y cómo solicitar lo que requieren. Vieron que los hechos se pueden contar en variados formatos y a través de un sinfín de recursos, que pueden ir desde periódicos, audios, música, fotos y no solo en los libros.

La riqueza de los testimonios vivos

El contenido del taller incluye acceso a fuentes vivas, ya que se les explica que aunque existen muchos documentos valiosos, no todo está escrito o dicho. A lo largo de las 2 semanas de duración, los jóvenes recibieron a valiosas voces que les ayudaron a construir una idea más amplia de cada tema. Briseida Bloise, quien fue directora de los Campamentos de Albrook, tras los hechos del 20 de diciembre de 1989, compartió su experiencia en esa labor.

El coleccionista Manuel Rivera fue otro de los expositores. Él era un niño cuando ocurrió La Invasión, pero desde muy pequeño tuvo interés en saber más del tema, por lo que se ha dedicado a investigar con especial interés en lo militar.

El Dr. Aristides Royo, expresidente de la República, actual ministro para Asuntos del Canal y negociador de los Tratados Torrijos-Carter, también aceptó ser parte de los invitados. Él relató en primera voz su participación y conocimiento acerca de la historia del Canal. La charla fue tan amena que el público casi no lo dejaba ir.

El ingeniero Orlando Acosta, director de Memoria Histórica del Canal de Panamá, complementó lo relacionado con el impacto de la vía interoceánica en la identidad y construcción social del país.

Como ya se ha vuelto tradición, los héroes del 9 de Enero de 1964 han sido los primeros en aceptar ser parte del taller. Este año fue el Dr. Rimsky Sucre quien contó lo sucedido ese día, desde la mañana en el Instituto Nacional hasta cuando avanzaron hasta la Zona del Canal e iniciaron los cruentos ataques.

De esta forma, los noveles investigadores tuvieron acceso a valiosas fuentes vivas, protagonistas de la historia, con quienes pudieron conversar tanto de los temas pasados como de las situaciones actuales que enfrenta el país.

El resultado

Después de dos semanas de recibir herramientas y tener a mano las fuentes de información, cada participante elaboró un producto escrito o audiovisual acerca de alguno de los tres temas manejados.

La presentación se dio ante las directoras de la Biblioteca Nacional, María Magela Brenes y Guadalupe García de Rivera e invitados especiales. Tanto Brenes como García expresaron su complacencia con los resultados del taller y se comprometieron en seguir apoyando este tipo de actividades.

La construcción de los conocimientos tuvo como ingredientes principales la sorpresa, la admiración y el reconocimiento de las carencias. Para los jóvenes fue muy emocionante estar cerca de destacadas fuentes como lo son Royo, Sucre, Bloise, Acosta y Rivera. Los admiraron apenas comenzaron a escucharlos; pero esos mismos personajes dejaron de manifiesto lo maravillados que se sintieron al percibir la avidez e inteligencia que brotaba de esos chicos y chicas.

El reforzamiento del pensamiento crítico es uno de los principales aportes que brinda este taller. Actitud que queda evidenciada al escuchar las inquietudes sociales de cada uno de los participantes. Tanto participantes como acudientes dijeron que las dos semanas se les hicieron cortas para todo lo aprendido.

Los trabajos que realizaron los jóvenes serán compartidos a través de las redes sociales de la Biblioteca Nacional y el personal de esta institución espera poder lograr los recursos necesarios para replicar este mismo programa a lo largo del año.