jueves, 11 de abril de 2013

Entrevista a Bettina García

Entrevista publicada en Revista Mia

Entusiasmada, a su cuerpo le invadía ese cosquilleo efervescente que llega cuando estás apunto de hacer algo que habías esperado desde hace mucho. Ya se imaginada con un maquillaje impecable, atrevido o tierno, eso sí muy femenino. Su cabello con rizos o un estilo muy a la moda. Idealizó todo lo que no ocurrió. Muy al contrario tuvo que verse vestida de hombre. “¡Qué!, casi me muero, creo que quedé un poco triste, exclamó Bettina García Muller.

Para fortuna de lo estipulado para esta portada, Bettina nunca dice que no, y siempre procura poner su mejor rostro. “Era cuestión de disfrutarlo”, suspiró un poco más relajada. Luego de que todo parecía estar encaminado, surge otro dilema.

Yo vestida de hombre, ok, pero hay un inconveniente: no me recojo el cabello, tengo un problema con mis orejas, aclara la presentadora de televisión.

Sorry, hay que recogértelo, le respondieron en tono calmado los involucrados en la producción.

No, eso no es imposible, refutó la chica.

Lo que único que se me ocurre es que te peguemos las orejas con “Krazy glue”, aportó creativamente alguien.

Otra vez casi le da un patatús a Bettina. Entre puja y repuja se logró convencer a la dama para que accediera a dejarse pegar las orejas con la goma de secado rápido. Ya se le había olvidado por completo la desilusión por lucir ese look poco femenino. Las dos horas que duró la sesión fotográfica las disfrutó; eso sí, en el fondo estaba estresada por el momento en que tendrían que despegarle el pabellón. Imaginaba que se le desgarraría la piel.

—¿Una de las presentadoras de un programa tan osado como La Cáscara da muestras de cobardía?

—Soy súper cobarde. No para hacer locuras. Soy súper cobarde para el dolor. Eso de pensar en que me tienen que operar algo, qué va. El día que yo tenga hijos que me duerman completa. Yo creo que cuando uno se hace más viejo uno se pone más flojo.

Bettina lleva 5 años viviendo en Panamá y al poco tiempo de estar aquí empezó a trabajar en La Cáscara. Su espontaneidad y carisma se robaron el corazón de los panameños, quienes casi no se acuerdan que nació en Venezuela. Es más, sus coterráneos no le creen que ella sí es venezolana.

—¿Cómo has hecho para perder tu acento venezolano?

—La verdad creo que nunca tuve ese acento venezolano. Creo que en algún momento lo debí tener, pero no creo que haya sido tan marcado como muchos venezolanos que yo oigo hablar. Yo los oigo y digo: ¡wao qué acento tiene el venezolano!. Y cuando yo llegué aquí me dijeron que para que pudiera salir en La Cáscara tenía que perder un poco ese acento venezolano y hablar lo más panameño posible.

—¿Cómo te ha ido con las expresiones panameñas?

—De hecho tengo problemas con las expresiones panameñas porque, por ejemplo, la palabra que empieza con “chu”, yo no crecí creyendo que eso era una mala palabra. Como en Venezuela la palabra coño es una mala palabra y yo no la decía porque mi papá me pegaba. Para mí “chu” no es una grosería. Yo la digo así como si fuera tan natural. Igual la palabra que empieza con “v”, sabes en Venezuela es mala palabra pero no tan mala como aquí, o sea uno lo dice allá como una expresión, acá es súper feo. Pero me encantan las expresiones panameñas, mi favorita es “ahuevado”, esa palabra me fascina.

Esta venezolana no solo ama a Panamá, también ama a los panameños. Como para ratificar ese enunciado hasta se casó con uno. Aún se encuentra en el proceso de adaptarse a la vida matrimonial, pues siempre ha estado muy apegada a su familia.

—El día de la boda nos quedamos dormir en casa de mis papás. La segunda noche después de la boda como estábamos tan cansados cada uno se acostó en un sofá. La tercera noche mi mamá dizque: ya se van de la casa, se tienen que ir a su casa, ustedes se acaban de casar. Yo me puse a llorar. No me quería ir de mi casa. Yo decía: no, todavía no me siento preparada. No me quería ir de casa de mis papás. Mi mamá se burló de mí para siempre, rememoró.

—¿Ya hay planes de hijos?

—Todavía. Yo digo que empezaré a buscar dentro de un año, porque ahora disfruto mucho mi trabajo. Siento que estoy en el momento para dedicarme a mí full. El día que yo tengo un hijo le voy a dar el 100%. Yo seguiré trabajando en alguna otra cosa, ojalá que pueda ser así. Quiero educar a mis hijos, criarlos, llevarlos a la escuela, bañarlos, vestirlos, hacerles todo.

—¿Entonces cuando tengas hijos dejarás La Cáscara?, siempre has dicho que amas tu trabajo ahí.

—¡No, no creo!. Yo amo La Cáscara, pero La Cáscara es como hasta cierta etapa de mi vida. No me veo con hijos y tal por ahí saltando. A lo mejor haciendo Totalmente Falso, que es como más tranquilo. Me encantaría continuar en televisión, en algo que no me ocupe todo el día.

Que cómo le terminó de ir con las orejas: “Al final fue una ahuevazón”, dijo entre risas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario